Hola a todos, saludos cordiales
Me permito abrir el relato de estos días, ya que en unos cuantos, no voy a disponer de conexión a Internet.
Aunque éste es un apartado de fotos y relatos, solamente me puedo ceñir al relato, porque por primera vez en una concentración, no he podido hacer ninguna foto.
El jueves 8, por la tarde-noche, nos reunimos con los amigos que acababan de llegar a Granada y nos fuimos a tomar algo al Albaicín. Salimos de la zona de la Alhambra y bajamos andando por La Cuesta de los Chinos (entre la Alhambra y el Generalife), hacia el Paseo de los Tristes, para llegar a la Peña de la Platería, que aunque es privada, un buen amigo y socio de la Peña, nos hizo una reserva en la terraza, donde pudimos cenar, con estupendas vistas de la Alhambra.
A la vuelta, algunos valientes subieron andando a la Alhambra y otros volvimos en taxi, no muy tarde, porque algunos, trabajábamos el viernes, por lo que no pude estar en las actividades previstas con subida a Sierra Nevada y cena en Moclín.
Para el sábado se esperaba una calor sofocante, pero amaneció con una temperatura razonable que propició que desde primera hora, pudiéramos salir sin techo y disfrutando.
Finalmente, la Ruta a realizar sufrió ligeras modificaciones de última hora, porque el sábado eran los entrenamientos de la subida automovilística “Los Cañones” a Lanjarón y la Venta del Tarugo iba abrir algo más tarde, así, que os voy poniendo los tramos reales que se hicieron.
El grueso de los participantes salimos,a la hora prevista, desde Hotel Alixares, para encontrarnos con Paricio, Toñi, Edu y Mónica, en la gasolinera del punto de encuentro. Echamos de menos a Jose Ramón, que la tarde anterior tuvo un problema en Sierra Nevada, que al no poder solucionar a tiempo, no pudo asistir.
Desde el punto de encuentro, empezamos la Ruta por carreteras sinuosas que nos llevaron por el valle de Lecrín, Pinos del Valle, Ízbor. Puente de Vélez, Túnel de Órgiva, y subida (con vistas a la izquierda de los “tresmiles” de Sierra Nevada y a la derecha con el Mediterráneo), hasta la Haza del Lino, como fin del primer tramo.
Parada de avituallamiento en la Venta de la Haza del Lino, con primer rato de charla, con muy buen ambiente, pero con luces y sombras, ya que hubo algunas quejas (con algunas alabanzas levantino-germanas, todo hay que decirlo), por el ritmo del tramo, por lo que en los siguientes, el ritmo fue diferente.
A partir de aquí, comenzamos el segundo tramo con la maravillosa bajada hasta nivel del mar, con paella tras paella, pasando por Polopos, Castillo de Baños, La Mamola, Melicena, rodeamos La Rábita y Albuñol, para atravesar Albondón, hasta la Venta del Tarugo, con parada y charla.
Ya estas horas, bien pasado el mediodía, el calor dijo “aquí estoy yo” y algunos pusimos capota y aire acondicionado, aunque quedaron valientes que en el siguiente tramo, a través de Cádiar y Mecina Bombaron, llegaron al restaurante de Yegen, sin techo.
Buen rato de comida, con raciones un tanto abundantes y partir de aquí, sugerí a los participantes, la posibilidad de dar por concluida la Ruta, como tal y ofrecer dos opciones a elegir, para que se formasen dos grupos con vuelta a Granada, por recorridos diferentes:
- Continuar la Ruta prevista hacia el Puerto de la Ragua y Guadix (1 h. y 45 min.), con recorrido muy rutero, para los “quemados” por conducir, pero menos vistoso en cuanto a a la típicas fotos turísticas.
- Hacer la vuelta hacia Granada, por la carretera principal y "columna vertebral" de la Alpujarra (2 h. 30 min.), a través de Alcútar, Bérchules, Juviles, Trevélez, Busquistar, Pórtugos, Pitres, Pampaneira (parada obligada), Órgiva, Lanjarón y Granada. Esta fue la opción elegida por todos excepto por Pedro y por mí (yo tenía que llegar a Granada antes de las 19.00 h.). Buena elección, que permitió, a los que no habían venido antes por aquí, conocer más de cerca las peculiaridades de esta comarca.
Así, que se hizo un grupo mayoritario que partió hacia la opción 2 y tras consultar con Pedro (que me dijo que no tenía ningún interés en pasar y conocer la zona del Puerto de la Ragua), Pedro y yo hicimos un “by-pass”, por otra ruta, que nos acercó a Granada mucho antes de lo previsto.
Hasta aquí puedo contar, ya que el domingo, temprano, solamente pude asistir a la despedida de los amigos y dedicarme a otras faenas, sin participar en la bajada a Torre del Mar y el karting.
Así, que esto es todo, amigos.
Hola, la verdad que un buen relato, para los que no hemos podido ir, esta muy explicado, solo ahora esperamos ver fotos, de esa bonita organización rutera que habeis realizado.
Que maravilla Luis, y explicado con todo lujo de detalles. 😊
A juzgar por las fotos que he visto, la organización, carreteras, pueblos y las caras de la gente, fue genial.
No me cabe duda!
Lastima de ese pinchazo subiendo a Sierra Nevada, (no recuerdo cuando pinchaba una rueda anteriormente)
Ahora solo pensar en la próxima y poder charlar y conoceros un poco más, solo pude compartir un rato el viernes por la tarde noche.
Un abrazo,
Jose Ramon.
Que maravilla Luis, y explicado con todo lujo de detalles. 😊
A juzgar por las fotos que he visto, la organización, carreteras, pueblos y las caras de la gente, fue genial.
No me cabe duda!
Lastima de ese pinchazo subiendo a Sierra Nevada, (no recuerdo cuando pinchaba una rueda anteriormente)
Ahora solo pensar en la próxima y poder charlar y conoceros un poco más, solo pude compartir un rato el viernes por la tarde noche.
Un abrazo,
Jose Ramon.
Una auténtica pena Jose Ramón lo del pinchazo, que encima siendo fin de semana os fastidió el resto de la conce.
Con tu permiso, subo a continuación los dos vídeos que hiciste en la salida de Sierra Nevada. Que fastidio tener que dejaros allí mientras esperabais la grúa. Todo lo que podía torcerse con el pinchazo se torció.
A continuación comparto los vídeos que nos ha hecho llegar Jose Ramón.
Éstamos en Sierra Nevada en el punto mas alto al que llegan los coches. 2700 metros de altitud!
Estamos en la última etapa de nuestra "Vuelta a España Roadster". Dentro de la situación poco habitual para nostros de cruzar la peninsula en descapotable, la escena es muy familiar.
Descansamos en la terraza de un bar de carretera, acompañados por Merce. Nuestra impenitente viajera se va al teatro en Mérida esa noche, mientras nosotros esperamos dormir en casita, al fresco despuúes de un calor que nos ha dejado agotados.
Desde la mesa vemos nuestro coche, con el antiestético parasol que nos libra de parecer churrasco en el momento de retomar la ruta.
Y allí sucede lo pequeño y extraordinario.
Veo un pequeño pájaro posado en la pequeña plataforma que al pie del faro de niebla dibuja el paragolpes delantero. Me llama la atención, la mitad por la paranoia de si puede rallar la pintura y la otra mitad por pura curiosidad sobre el comportamiento del animalillo ¿Por qué ese lugar tan extraño para posarse?
Lo observo con mayor detenimiento. ¡Está comiendo !!
El ave se está dando un minifestín a cuenta de la generosa cantidad de insectos que se han incrustado en el paragolpes.
Pensé en los recuerdos que los viajes incrustan en nuestra memoria. También son alimento para el alma y el sentimiento.
De esos me quedan unos cuantos.
El olor de la lavanda en Briuega.
La erosión de las calizas en Cuenca, con una profe emocionada mandando sacar fotos para sus alumnos.
Una piscina calentita como un abrazo de bienvenida.
Un Lotus sucio -muy sucio- con una ventanila abierta y obras en la finca contigua.
Un sentimiento persitente -¿Cuando volvemos?- al ver la Alambra desde la cuesta de los Chinos.
Un restaurante donde se respira historia y Cante Jondo.
Una queja sobre la suspensión del boxter y sobre la falta de honestidad de Porsche.
Unos palacios de un lujo que traspasa siglos.
Una carretera a 2700 metros de altitud. Un pinchazo que nos privó de un compañero.
Unos puertos con curbas que terminan mirando al mediterraneo.
Un mecanico de renombre diciendo que los Alfa se afinan de oído y que si no lo tienes no hay nada que hacer.
Unos pueblos andaluces casi tan gallegos como el Caurel.
Una presa con un rebosadero tamaño titán.
Conversaciones intrascendentes que construyen relaciones.
Conversaciones intensas sobre la educación y los hijos que fortalecen relaciones.
Y algunos más que andan por ahí, esperando a que el hambre de vivencias los rescate.
Gracias Luis y Paricio por las rutas y gracias a todos los que nos acompañaron, por estar y acogernos con tanto cariño*.
* Un error, porque volveremos :)) :)) :))
** Con suerte aparecerá alguna foto y la colgaré por aquí 😉
Estamos en la última etapa de nuestra "Vuelta a España Roadster". Dentro de la situación poco habitual para nostros de cruzar la peninsula en descapotable, la escena es muy familiar.
Descansamos en la terraza de un bar de carretera, acompañados por Merce. Nuestra impenitente viajera se va al teatro en Mérida esa noche, mientras nosotros esperamos dormir en casita, al fresco despuúes de un calor que nos ha dejado agotados.
Desde la mesa vemos nuestro coche, con el antiestético parasol que nos libra de parecer churrasco en el momento de retomar la ruta.Y allí sucede lo pequeño y extraordinario.
Veo un pequeño pájaro posado en la pequeña plataforma que al pie del faro de niebla dibuja el paragolpes delantero. Me llama la atención, la mitad por la paranoia de si puede rallar la pintura y la otra mitad por pura curiosidad sobre el comportamiento del animalillo ¿Por qué ese lugar tan extraño para posarse?
Lo observo con mayor detenimiento. ¡Está comiendo !!
El ave se está dando un minifestín a cuenta de la generosa cantidad de insectos que se han incrustado en el paragolpes.
Pensé en los recuerdos que los viajes incrustan en nuestra memoria. También son alimento para el alma y el sentimiento.
De esos me quedan unos cuantos.
El olor de la lavanda en Briuega.
La erosión de las calizas en Cuenca, con una profe emocionada mandando sacar fotos para sus alumnos.
Una piscina calentita como un abrazo de bienvenida.
Un Lotus sucio -muy sucio- con una ventanila abierta y obras en la finca contigua.
Un sentimiento persitente -¿Cuando volvemos?- al ver la Alambra desde la cuesta de los Chinos.
Un restaurante donde se respira historia y Cante Jondo.
Una queja sobre la suspensión del boxter y sobre la falta de honestidad de Porsche.
Unos palacios de un lujo que traspasa siglos.
Una carretera a 2700 metros de altitud. Un pinchazo que nos privó de un compañero.
Unos puertos con curbas que terminan mirando al mediterraneo.
Un mecanico de renombre diciendo que los Alfa se afinan de oído y que si no lo tienes no hay nada que hacer.
Unos pueblos andaluces casi tan gallegos como el Caurel.
Una presa con un rebosadero tamaño titán.
Conversaciones intrascendentes que construyen relaciones.
Conversaciones intensas sobre la educación y los hijos que fortalecen relaciones.Y algunos más que andan por ahí, esperando a que el hambre de vivencias los rescate.
Gracias Luis y Paricio por las rutas y gracias a todos los que nos acompañaron, por estar y acogernos con tanto cariño*.
* Un error, porque volveremos :)) :)) :))
** Con suerte aparecerá alguna foto y la colgaré por aquí 😉
Curiosa forma de relatar las vivencias; con permiso del autor, creo que la usaré en alguna ocasión, es un tanto misteriosa y posiblemente ecléctica, pero interesante
En lo que se refiere a los comentarios sobre Porsche, para los que no estaban en la cena y anden algo perdidos, me remito a las pruebas del minuto 3.40 del video. No está subvirando, está "arrastrando el morro"
Otros llegan pasados a la curva y se salen, pero éste llega fuerte y bien, pero al tren delantero "se le acumula el trabajo"
En el 9.55 se ve un efecto parecido
https://www.youtube.com/watch?v=GDBcUW6qf8Q
Curiosa forma de relatar las vivencias; con permiso del autor, creo que la usaré en alguna ocasión, es un tanto misteriosa y posiblemente ecléctica, pero interesante
y no te olvides de la vagancia a la hora de escribir. :)) :))
Os pongo algunas fotos de el viaje completo, que incluye la conce. Como ya había más fotógrafos, en ese punto hice menos 😉